
Como iniciativa del personal de la Oficina de Informes de la Secretaría de Turismo, agentes municipales tuvieron la oportunidad de realizar la visita guiada, una de las propuestas turísticas de Bariloche, a uno de los espacios más icónicos de la ciudad: la torre del reloj.
Soledad Carnevale y Daiana Brusain son quienes acompañan todos los jueves a partir de las 13.30 hs, y por una hora aproximadamente, a los y las visitantes que buscan descubrir los secretos de esa postal que ha recorrido el mundo.
Quienes quieran visitar el reloj pueden acercarse personalmente a la Oficina de Informes del Centro Cívico, los días jueves a las 13 horas. También pueden solicitar la visita para grupos o para escuelas a través del correo infoturismobrc@gmail.com.
Es una actividad totalmente gratuita, abierta a turistas y residentes que quieran vivir la experiencia de escuchar las campanadas dentro del espacio que contiene una de las atracciones históricas de Bariloche.

Algunos datos
El Centro Cívico se inauguró el 17 de marzo de 1940, y fue diseñado por el arquitecto Ernesto de Estrada a pedido del director de Parques Nacionales, Exequiel Bustillo. Se estima que entre 1940 y 1941 fue instalado el actual reloj en la Torre del Palacio Municipal.
Fue fabricado por la casa alemana Weule en 1933 y sigue funcionando con su mecanismo original, demostrando la calidad de su construcción.
Cuenta con 4 figuras de madera, obra del escultor argentino Jorge Casals, que a las 12:00 y 18:00 hs, aparecen y representan la historia local: el aborigen, el misionero, el soldado y el labrador.
El refinado mecanismo de engranajes y poleas debió ser mantenido, y fueron manos expertas las que hicieron posible que esta joya de la relojería se mantuviera funcionando. Jorge Stanoievitch (inmigrante francés) estuvo a cargo desde 1985 hasta su fallecimiento. Luego fue Pablo Sanz (hijo del relojero Francisco Sanz), y hoy en día está en manos de Eduardo Valenzuela, asistido por Marcelo Calvo y Marcelo Emili, técnicos electromecánicos.
Anécdotas e invitación
En una charla con Soledad y Daiana comentaron sobre lo que significa para ellas esta visita guiada. “Más allá del dato histórico, la recorrida se convierte en una historia viviente. Han aparecido personas que nos cuentan alguna anécdota, como la vez que se acercó una señora que reconoció a su padre de niño sobre los hombros de su abuelo, en la foto donde se ve de fondo la torre sin el reloj aún. Hay mucha interacción y también sorpresa por encontrar una pieza de relojería tan bella”.
La visita ofrece una oportunidad única para apreciar una pieza de ingeniería centenaria que sigue marcando el ritmo de Bariloche. Una oportunidad para disfrutar y también de difundir esta hermosa experiencia a quienes nos preguntan: ¿qué se puede hacer en Bariloche? Naturaleza e historia.
