Con la humildad que caracteriza a los que hacen grande las cosas sin buscar protagonismo, “Miguelito” se despide de la Municipalidad, dejando un legado imborrable en cada evento, festival y acto cultural de la ciudad.
Con una carrera que abarcó 38 años ininterrumpidos dentro del área de Cultura, Miguel Alarcón, o simplemente “Miguelito” para todos los que lo conocen, se jubila dejando no solo un puesto de trabajo, sino un pedazo de su vida en la escena cultural local. Su historia comenzó con Manuel Bendersky y atravesó las gestiones de incontables directores y directoras.
Miguel no era quien salía a recibir los aplausos, pero era imposible que sonaran sin él. Fue el histórico armador y manipulador de los escenarios. Él era la persona que, con dedicación y oficio, transformaba un espacio vacío en un lugar de magia, donde artistas, músicos y actores podían brillar.
“Me pedían y lo hacía, siempre trabajando”, dice con simpleza, resumiendo casi cuatro décadas de entrega y compromiso. Su labor fue mucho más allá de su área; fue un colaborador incansable que tejió una red de trabajo conjunto con áreas de Sociales, Deportes y Juntas Vecinales, entendiendo que la cultura es el corazón que une a toda una ciudad.
En su despedida, con el corazón agradecido, tiene unas palabras para sus compañeros: “Les agradezco y que sigan adelante”.
¡Gracias, Miguelito! Por cada escenario montado, por cada problema solucionado entre bambalinas y por cada sonrisa que hiciste posible desde las sombras.
