
“Código de Fuego” es el nombre del mural creado por Viviana Dziewa y Vanesa Arroyo, que se encuentra en una esquina destacada en la intersección de Onelli y Santa Cruz. Este mural no solo invita a la reflexión, sino también busca concientizar sobre los devastadores incendios forestales que arrasan bosques y la vida que albergan, a menudo motivados por intereses económicos.
Como reseñan sus autoras “en la composición se puede apreciar la imagen desgarradora de un niño abrazando a su peluche, con impresiones en su cuerpo de huellas de animales y seres del bosque, simbolizando la conexión con la naturaleza y la vida misma. En contraste, detrás de él, se representa la avaricia del interés económico inmobiliario mediante una fila de fósforos con un rastro de fuego recién encendido, formando un código de barras, símbolo emblemático del capitalismo desenfrenado donde todo tiene un precio. Los números del código evocan años marcados por distintos incendios, desde el trágico suceso de 1996 en el Cerro Catedral, Capilla y la Estancia San Ramón, hasta los más recientes en 2022, 2023 y 2024.”
La belleza estética de lo plasmado en la pared no oculta el reclamo urgente de la sociedad sobre los incendios que se multiplican y que la falta de políticas y muchas veces la inacción de los estados provoca tragedias ambientales, materiales y humanas.
Esto no es ajeno a la historia de Viviana quien recordó aquellos años `90 cuando el sol se veía solamente a través del espeso manto del humo proveniente de los cerros que rodean a Bariloche que se consumían en fuego. Un caso más cercano y que disparó a levantar la voz de estas artistas con su mejor herramienta y expresión, el pincel, fue con los incendios del Lago Martins en la zona del lago Steffen, “aunque su origen fue natural por un rayo, los estados no supieron responder a tiempo y eso llevó a la pérdida de miles de hectáreas”.
Dziewa aclaró que el niño que se ve en el mural es su nieto, quien vive cerca de esa zona y tuvo que traerlo junto con su hermana más de 20 días por el temor de que el fuego llegara a su casa, mientras que su mamá y papá junto a la comunidad ponían el cuerpo ayudando a los y las brigadistas de incendios.
Ambas artistas son parte del equipo de la Escuela Municipal de Arte La Llave. Aunque Viviana se ha retirado por haber accedido a su jubilación, sigue siendo parte activa en proyectos como este, colaborando estrechamente con Vanesa, con quien ha creado una amplia variedad de murales.
Las autoras reconocen que no fue fácil conseguir una pared, “eso significa que cada vez más paredes están ocupadas con murales y eso es algo muy positivo”, manifestó Viviana. Por su lado, Vanesa agradeció la calidez con que fueron recibidas en el barrio, “fuimos invitadas a almorzar por integrantes de la feria, vecinos y vecinas se acercaban con algo para tomar o convidar, fue un lugar muy amoroso para pintar a pesar de los días de mucho sol que nos pegaba mucho el calor y eso fue algo difícil”.
Durante la inauguración el 7 de marzo hubo música que acompañó el emotivo momento de la mano de Víctor Cruz en charango y Andrés Galindez en percusión, en la técnica Rubén Pinchulef, todos docentes de la escuela.



