
Emanuel Vera, actual técnico del salón de espectáculos de la Escuela Municipal de Arte La Llave, acaba de alcanzar un logro que lo llena de orgullo: obtuvo el título de Licenciado en Arte Dramático en la Universidad Nacional de Río Negro, con una calificación de 10 en su tesis.
Su historia dentro del Municipio comenzó en 2007, cuando ingresó a trabajar en el área de Tránsito y Transporte. Desde entonces, recorrió distintos espacios: Personal, Comunicación Interna y, hoy, La Llave. Ese camino laboral lo fue acercando cada vez más a lo que lo apasiona desde siempre: el teatro.
Desde el coMUNIcar lo invitamos a compartir cómo fue transitar la doble experiencia de estudiar y trabajar al mismo tiempo.
“La vocación por el teatro y por el arte en general siempre estuvo presente en mi vida como un lenguaje para expresar lo que no alcanza con las palabras. Un enamoramiento por la ficción, por la creación de otros mundos que, aunque no sean reales, encierran verdades tan grandes que se instalan en lo cotidiano y nos invitan a repensarnos como individuos y como sociedad”.
Una oportunidad en su ciudad natal
Estudiar en la UNRN fue para Ema una cuenta pendiente de su paso por La Plata, donde no pudo ingresar al terciario de teatro. Por eso, valora profundamente haber podido completar la carrera en su ciudad natal:
“Creo que la educación pública y gratuita —al igual que la salud pública y gratuita— son pilares para construir una sociedad más justa. La posibilidad de estudiar aquí, sin tener que migrar, es un paso enorme en la descentralización cultural. Antes, quienes tenían inquietudes artísticas debían irse a las grandes ciudades, y no todos contaban con esa posibilidad”.
Para él, la llegada de la Universidad a Bariloche no solo abrió puertas a los y las estudiantes, sino que también impulsó la creación de espacios de difusión artística: elencos, festivales, salas adaptadas y proyectos que enriquecen la vida cultural de la ciudad.
Su experiencia municipal
También quiere reconocer el valor del trabajo municipal:
“La Municipalidad es grande por sus trabajadores y trabajadoras. Las gestiones pasan, pero son los empleados quienes, con una enorme vocación y muchas veces en condiciones difíciles, sostienen el día a día: desde tapar un bache hasta alimentar a un niño en un CDI. En cada área donde estuve sentí ese amor por la ciudad y la comunidad”.
Hoy, su compromiso se concentra en la única escuela de arte pública y gratuita de Bariloche, donde busca hacer su aporte. “Mi anhelo es brindar cada día mi granito de arena para hacer grande al arte de nuestra ciudad”.
Antes de despedirse, Emanuel deja un mensaje solidario a sus compañeros y compañeras de trabajo. “Quiero enviar un abrazo a quienes aún tienen contrato por tres meses y espero que pronto pasen a planta”.


